El artista estaba extrañado y la musa estaba estreñida.
Él no tenía la menor idea de la razón por la que era incapaz de crear algo de calidad desde hacía varios días.
Ella estaba preocupada y concentrada en su problema, por lo que no brindaba inspiración al artista.
Él estaba frustrado y desconcertado, pues desconocía la razón.
Ella cometió el error de cambiar de dieta al no encontrar néctar de bugambilia azul y beber, en cambio, el de bugambilia púrpura.
Él le preguntaba a la musa la razón de su inesperada improductividad.
Ella era tímida y no le quería contar su problema.
Él -después de un par de semanas- concluyó la causa.
Ella lo reconoció muerta de la vergüenza.
Él –artista después de todo- creó a un duende boticario, quien preparó, por órdenes suyas, un laxante sutil para hadas y musas.
Ella tomó el brebaje medicinal siguiendo las instrucciones del duende, y en menos de un día su intestino volvió a la normalidad.
Él regresó a su creatividad habitual, y en pocos días generó una excelente obra de arte.
NOTAS DEL AUTOR:
1) Los seres fantásticos están felices pues ya tienen quien les prepare y venda remedios para sus males.
2) El duende boticario se está volviendo rico, pues el estreñimiento está muy generalizado en el mundo fantástico.
sábado, 26 de julio de 2008
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