Una mala tarde,
Blanca Nieves –cansada de esperar a un anunciado príncipe azul que no acababa
de aparecer, y totalmente aburrida de pasar monótonas noches con los siete
enanos- decidió quitarle el apasionado lobo a la Caperucita Roja.
Cuenta la leyenda que la bestia no dudó ni un instante en abandonar
a la rústica campesina de caperuza carmesí para relacionarse sexualmente con la
heredera legítima de aquel reino.
Lo que el lobo tardó demasiado en saber fue que los abogados
de la malvada bruja madrastra de Blanca Nieves habían ya logrado desposeerla de
cualquier herencia y riqueza.
Finalmente, ya enterado de todo esto, y dadas las
circunstancias, el peludo animal concluyó que Blanca Nieves tenía más valor
nutritivo que financiero…