domingo, 30 de mayo de 2010
La solución mágica a todas las cosas
Emir estudió para mago en la Universidad Gottenheim, como cientos de estudiantes de su promoción.
Estuvo muy lejos de ser un buen estudiante, porque tenía serios problemas de concentración.
Sus compañeros memorizaban brebajes, conjuros, hechizos, exorcismos, encantamientos y toda clase de sutilezas en las que aquella excelsa universidad se especializaba.
Emir simplemente observaba, ante la desesperación de sus maestros y la burla de sus avezados compañeros.
Nadie entendía que el genial Emir buscaba el brebaje de los brebajes; el conjuro de los conjuros; la solución mágica a todos los problemas del mundo.
Emir fue expulsado de la universidad por su bajo rendimiento.
Un par de años después, se supo de un mago oculto que poseía la sabiduría universal, que con una sola palabra podía estremecer el universo, que dominaba todas las técnicas de la magia blanca y negra; que era capaz de controlar todo desde su lugar de residencia.
El mundo de los magos y hechiceros se horrorizó temeroso ante esos terribles rumores.
Emir, a sus escasos veinte años, había decidido ser feliz y no complicarse su vida ni la existencia ajena: con un pequeño movimiento de su varita mágica, resolvió todos los problemas de la Tierra, y se dedicó de tiempo completo a ver los partidos del Campeonato Mundial de Futbol.
El resto de los impotentes y mediocres magos y hechiceros del planeta murió de la envidia.
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