miércoles, 24 de junio de 2009

El hada que quiso ser diputada



El Bosque Mágico estaba hecho un desastre…hasta un cierto punto. La sobrepoblación de seres fantásticos generaba problemas de todo tipo: daños ecológicos inconmensurables, interminables pleitos entre los diferentes tipos de seres, inseguridad (los hombres-lobo y los vampiros atacaban noche tras noche a la población), escasez de nutrientes, falta de vivienda y una inflación galopante.

Los habitantes más conscientes de aquel antes maravilloso lugar, concluyeron que –imitando a los humanos- era necesario crear una representación popular, por medio de la generación de una clase política responsable que administrara los recursos de la población, para así minimizar los problemas comunitarios y sacar adelante aquella extraña y diversa sociedad del Bosque Mágico, otrora un lugar digno y respetado.

Arabela, el hada, que de siempre había apadrinado a un político humano, quiso demostrar a los demás que era una experta en esas lides, y lanzó su candidatura para lograr una diputación, representando para ello al PASEO (PArtido de los SEres Olvidados).

Inició su campaña prometiendo que reforestaría el bosque con olmos de la especie ulmus minur, cuyos troncos y ramas generaban muchos recovecos que servirían de madriguera a los duendes y hobbits de la región; que llevaría agua fresca del Arroyo Encantado a la Charca de los Sapos Dorados que estaba a punto de secarse, para que las hadas pudiesen depositar ahí sus larvas sin mayores riesgos; que dotaría a toda la población de estacas de roble y antorchas de coníferas resinosas para ahuyentar a los malditos vampiros; que llenaría los senderos de trampas para los hombres-lobo; que importaría esporas de seta geotropa para que los claros semihúmedos del bosque se llenasen de hongos carnosos y nutritivos; que convencería a las ardillas de generar un banco de bellotas suficiente para garantizar el abasto en invierno y con ello reducir la inflación; que respetaría los derechos de las minorías, que eran muchas; y que el Bosque Mágico volvería a ser como antaño…

Llegó el día de las elecciones, y Arabela logró con creces su objetivo: los habitantes del Bosque Mágico apostaron por ella de manera abrumadora ante la esplendidez de su propuesta.

Una vez que obtuvo su curul, Arabela se olvidó de sus electores. Se adueñó con triquiñuelas del árbol más florido del bosque; llevó el agua del Arroyo Encantado a su charca personal, llenándola de hermosos nenúfares comprados con el presupuesto público del Bosque Mágico; negoció con los vampiros y los hombres-lobo protección personal a cambio de total libertad de acción para ellos; se quedó con una buena parte de las setas geotropa importadas, para ella y su familia; se dedicó a vender las bellotas a precios exorbitantes, y dedicó su tiempo libre a buscar asociaciones perversas en busca de reelegirse indefinidamente.

Ésta es la historia de la formación del desierto del Sahara.