sábado, 25 de diciembre de 2010

Santaman



Aquella Nochebuena Santa Claus se sintió mal: finalmente la obesidad ancestral le había generado problemas cardiovasculares y síntomas de diabetes.

Como fuese, su responsabilidad con los niños del mundo lo obligaba a cumplir con la entrega de regalos, así que fue al establo a preparar sus renos para el trayecto anual alrededor del mundo, pero también se encontró con malas novedades: Rudolph, el reno líder estaba muy mal.

Efectivamente, su resfriado mal atendido se había convertido en una insoportable sinusitis, y el frío húmedo del Polo Norte afectaba sus reumas. Los demás renos habían envejecido y estaban poco dispuestos a salir a dar una vuelta por el aire congelado del planeta.

Santa Claus sintió que el mundo se le venía encima, así que tomo el teléfono para llamar a un viejo amigo para ver si -sólo por esa Nochebuena -podía éste ayudarle a cumplir oportunamente con la entrega de regalos a los niños de la Tierra.

Superman estaba prácticamente retirado, o mejor dicho, totalmente desempleado: Spiderman, Batman y Harry Potter lo habían relegado de los intereses del público cinéfilo, y Hollywood lo había olvidado completamente. Estaba bastante deprimido cuando recibió la llamada de Santa Claus pidiéndole que lo remplazara esa noche, llevando así alegría a millones de hogares.



Le pareció excelente remedio para su decaimiento, así que aceptó la propuesta de Santa Claus e inmediatamente puso manos a la obra, empezando por confeccionar a supervelocidad un traje de color rojo y blanco –los colores de Santa Claus- y volando al Polo Norte a recoger los regalos que lo esperaban en el almacén de la factoría de su viejo amigo.

Como era de esperarse, aprovechando su supervelocidad, su superfuerza y su vista de rayos equis, aquella Nochebuena todos los regalos llegaron a tiempo y en buenas condiciones a los hogares, cosa que no había ocurrido en los últimos años.

Pero quien piense que Superman era un ser de buenas intenciones, puede estar muy equivocado, o fue tal vez la angustia del desempleo lo que lo convirtió en un ente aprovechado y pragmático. El hecho es que una idea perversa atravesó su mente aquella Navidad: desplazaría para siempre a Santa Claus en esa responsabilidad, y, con su nuevo nombre de Santaman, regresaría a la fama y a las carteleras de Hollywood.

La Nochebuena siguiente, Santa Claus y sus renos estaban ya bastante repuestos de sus dolencias, pero el anciano se dio cuenta de que no había recibido ni siquiera una carta de los niños del planeta. Por lo anterior, tuvo que cerrar su factoría de juguetes y no pudo pagar su salario a los duendes obreros que siempre lo ayudaban, por lo que éstos, completamente disgustados con su jefe, pusieron bandera de huelga en las instalaciones y lo demandaron laboralmente.

Por lo mismo, Santa Claus redujo la calidad de la pastura de los renos, y éstos le retiraron la palabra.

Mientras tanto, el perverso Santaman compraba millones de juguetes en China, a un superprecio por volumen, y los repartía por la Tierra a supervelocidad. Los niños de todo el mundo lo adoraron.

Hollywood quedó encantado con el nuevo personaje que remplazaba a los desgastados Superman y Santa Claus, y fueron los Universal Studios quienes contrataron a Santaman para una docena de películas navideñas.

La autopsia aplicada al cadáver de Santa Claus dejó claro que el anciano se había suicidado inmediatamente después de envenenar a sus ocho queridos renos, mientras que –justo al mismo tiempo- un sonriente y multimillonario Santaman repartía miles de autógrafos en la Premier de su primera y exitosa película.