sábado, 27 de marzo de 2010
Los cazadores de personajes de cuentos
Era el mundo del futuro.
Habían pasado miles de años de literatura exhaustiva, al extremo de que ya se habían agotado todas las posibilidades de crear personajes en el cerebro de los escritores.
Algunos personajes de otras épocas, indignados por el papel que se les había asignado en determinados cuentos y relatos, habían escapado del cautiverio de tinta y papel en donde habían sido concebidos por autores ávidos de dinero a cambio de generar literatura irrelevante.
Muchos de esos personajes encontraron refugio en el llamado Bosque de las Letras, un lugar bastante inaccesible lleno de ideas, argumentos y proyectos literarios completamente silvestres.
Ahí los personajes exiliados eran relativamente felices, pues, aunque eran libres, había un enorme problema: existían cazadores furtivos que colocaban trampas para atraparlos, y después los vendían a los escritores sin escrúpulos que los esclavizaban dándoles papeles indeseables en sus cuentos.
Fue entonces cuando un personaje rebelde y valiente, tomó la decisión de deshacerse de esa plaga de humanos indeseables. Juntó a todos los personajes del bosque, y generaron una estrategia para lograr su objetivo.
Ésta consistió en convertirse ellos mismos en autores de cuentos, atrapar a los cazadores furtivos, y obligarlos a participar en sus obras en papeles ridículos y denigrantes.
Después de unos cuantos relatos, los cazadores furtivos finalmente entendieron que los personajes de los cuentos tienen dignidad, y que no se les puede ni atrapar con trampas, ni esclavizarlos para usarlos en papeles que no les satisfacen.
Finalmente los personajes liberaron a los cazadores furtivos, una vez que estos prometieron que retirarían sus trampas para siempre.
Fue entonces que se inició una nueva era de colaboración entre los escritores y los personajes silvestres, una era de ganar-ganar, con lo que la literatura universal se vio enormemente favorecida, para el beneficio de todos los lectores del mundo.
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