jueves, 11 de marzo de 2010
Mundo raro
En aquel extraño planeta de sombras inteligentes, éstas estaban convencidas de que de ellas dependían los cuerpos sólidos que las seguían fielmente al salir el Sol, al que adoraban por sobre todas las cosas, como principio y fin de todo el Universo.
Al caer la Noche en ese lugar, ésta devoraba al Sol y a todas las sombras, pero siempre –benigna- les devolvía la vida cuando se retiraba.
Era de verdad un mundo raro.
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