martes, 2 de noviembre de 2010
El sapo trigonométrico
Hubo una vez un sapo genial que sabía de álgebra y trigonometría como nadie. Pasaba horas y horas en una roca en la charca, resolviendo ecuaciones y planteando hipótesis creativas de senos, cosenos, tangentes y cotangentes.
Lamentablemente, un anochecer, cuando estaba totalmente inmerso en sus profundos pensamientos, una boa lo engulló.
Obviamente no era una boa que apreciase las altas matemáticas.
Un eructo de satisfacción del enorme reptil -con aroma de conocimiento excelso- fue lo último que quedó del sapo intelectual y de toda su sabiduría.
A pesar de su brillantez, solamente lo lloraron los catetos y las hipotenusas.
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