sábado, 19 de junio de 2010

Fin de semana sideral


Tal vez fue un chisme que las Nubes generaron, o un malentendido entre los Rayos y la Oscuridad, o a que las Auroras Boreales se sentían celosas del Arco Iris, o a que la Noche envidiaba la claridad del Día. Nunca lo sabremos.

Pero el hecho es que la Tierra, desconcertada y ofendida por todo lo anterior, decidió que no habría más Colores en su superficie. El Blanco, el Gris y el Negro se adueñaron de la situación. El planeta Verde y Azul dejó de existir.

La Luna, que siempre había odiado a la Tierra por su gran Fuerza de Gravedad y sus magníficos Colores, se alegró de esa crisis, y su sonrisa malévola trascendió a los planetas cercanos: Mercurio, Venus y Marte, sin mayor información por su relativa lejanía, especularon y asumieron posiciones no del todo ubicadas.

Los demás planetas, los gigantes lejanos, agobiados por los chismes de sus múltiples satélites, jamás se enteraron de lo que estaba pasando en la Órbitas Interiores.

Pero el Sol, un astro maduro con miles de millones de años de experiencia, además de la sabiduría que le brindaba el hecho de que su núcleo generaba fusión y fisión de átomos simultáneamente, puso orden en el Sistema Solar: con una simple explosión de su corola, hizo que todo volviese a la normalidad.

La Tierra se disculpó.

El Verde y el Azul regresaron discretamente.

El Sistema Solar recuperó su buen humor.

jueves, 17 de junio de 2010

La caja de Pandora en el siglo XXI


Los Males de Siempre, encerrados en la caja de Pandora, estaban de verdad preocupados.

Ellos eran una versión terrible de lo que le había pasado a la humanidad durante muchos siglos, pero el Fantasma de la Obsolescencia erosionaba todo en este universo. Todos ellos lo sabían.

Así era: la Vejez, la Enfermedad, la Fatiga, la Locura, el Vicio, la Pasión, la Plaga, la Tristeza, la Pobreza, el Crimen, así como otros Males menos relevantes (como el Chisme y la Arrogancia), vivían muy angustiados ante los rumores que provenían del exterior de la caja.

El problema de ellos era el presente y todo lo que éste implicaba.

Efectivamente, si a Pandora se le ocurriese abrir su caja en pleno siglo XXI, ni ellos mismos podrían sentirse seguros.

Sería muy probable que la Contaminación Perversa penetrase, en el momento en que Pandora la abriese, en aquel privilegiado rincón clásico y apetecible desde donde siempre habían sido una amenaza tremenda para la humanidad. Era obvio que si eso ocurriese, todos ellos se verían desplazados.

Nuevos Males, más actualizados y poderosos, que de alguna manera habían nacido en libertad y que se habían desarrollado plenamente en el exterior de la caja, amenazaban incluso su supervivencia.

¿Qué pasaría si el SIDA, la Pederastia, el Narcotráfico, el Terrorismo, la Polución y los Políticos aprovechasen el momento en que Pandora abriese la caja y entrasen en ella?

Los Males de Siempre decidieron entonces designar formalmente a un comité para rogar a Pandora que los dejase para siempre encerraditos en aquella dulce caja que otrora fuera una pesadilla para la humanidad.

lunes, 7 de junio de 2010

El gran problema del Universo


El Universo, sofocado, decidió consultar sus problemas con su hermano mayor, el Caos. No se sentía seguro acerca del resultado de algunas de sus decisiones.

Si bien había generado una serie de prometedoras leyes casi inmutables, no estaba del todo satisfecho.

En efecto, la Gran Explosión Universal había sido única, una verdadera obra de arte en muchos sentidos. La belleza y magnificencia de las galaxias y de los cientos de tipos de astros diferentes que las conformaban era innegable. La expansión de esas criaturas en el interminable Infinito lo llenaban de orgullo. Había, en los miles de millones de planetas por él generados, hermosos océanos, albas y ocasos, arcos iris de colores soberbios, auroras de todo tipo, eclipses; además de arrogantes cometas, imponentes supernovas, misteriosos agujeros negros, quasares, bellísimas nebulosas, lluvias de estrellas.

La materia –su máxima creación- era sorprendente, aunque a veces era caprichosa. La energía, su hermana gemela, era un portento inimaginable de posibilidades. A los ojos de cualquiera ajeno a él, ambas hijas eran maravillosas, aun sin considerar que juntas habían procreado algo sensacional llamado vida, a la cual asignó, con demasiada ligereza, la facultad de mutar, de evolucionar, de generar millones de nuevas opciones a cada momento.

Y ahí radicaba el enorme problema, aquello que lo mortificaba y que, completamente angustiado, decidió consultar con el Caos:

“¿Cómo es posible que la evolución que yo mismo propuse haya llegado a crear al ser humano?”

El Caos, riéndose de su metódico e ingenuo hermano menor, le sugirió, una vez más, generar un gran diluvio exterminador.

Criaturas de las tempestades


Nadie imaginaba cómo eran, porque solamente aparecían durante las grandes tormentas, cuando la visibilidad era nula para los humanos y para las especies marinas. Entonces llevaban todas las ventajas para depredar a su gusto.

Se suponía su existencia, porque algunas veces los rayos que caían durante las tempestades, las iluminaban por fracciones de segundos, y los pocos humanos que lograron verlas y sobrevivir, decían que asemejaban fantasmas amorfos multicolores que inmediatamente desaparecían entre la borrasca.

Se nutrían de aves extraviadas arrastradas por los vientos huracanados, aunque había rumores de hombres de mar que habían sido devorados por ellas.

Cuando la tempestad amainaba, desaparecían por completo, y se decía que habitaban en las cavernas de los riscos frente al océano, aunque nunca nadie se atrevió a confirmarlo.

Como sea, todas fueron especulaciones, hasta que una de las criaturas cayó en la playa fulminada por un rayo. Fue encontrada por unos pescadores que la describieron como una criatura del infierno, ni animal ni vegetal, ni ave ni mamífero. Cuando pretendieron recoger aquel extraño cadáver para llevarlo al pueblo y mostrarlo tal cual era, éste simplemente se convirtió en arena, y en un extraño y sutil humo verde.

Después de aquel incidente, se supo que todas aquellas pavorosas criaturas habían sido contratadas por un cineasta de Hollywood para una nueva película de ciencia-ficción.

Inmediatamente después de conocerse esta noticia, las criaturas de la tempestad aparecían siempre con anteojos oscuros.

Sus representantes legales ya no les permitieron conceder entrevistas.

domingo, 6 de junio de 2010

El perdigón


A nadie debía su magia, ni a los caprichosos duendes de aquel bosque, ni a las divinidades llenas de intereses perversos, ni siquiera a sus genes.
Simplemente surgió de sus adentros, como por generación espontánea.

Lo que él poseía era una magia mágica, un espíritu benefactor inexplicable en un pequeño pájaro.

La percibió en su primer vuelo, cuando decidió salir del nido materno, pues su aleteo irradiaba esperanza y alegría a todos los seres que lo veían elevarse con dificultades sobre el bosque.

Después observó que su trino hacía florecer los árboles y preñar a las hembras.

Y cuando todas las criaturas de aquel lugar empezaban a bendecir al alado recién llegado al mundo, un perdigón maldito y envidioso malogró por siempre a aquel pajarillo maravilloso.

La magia contenida en los restos mortales de la pequeña ave se disipó en la atmósfera, y decidió nunca más incorporarse a un ser mortal.

Dicen que la belleza del arcoíris esconde a un espíritu mágico que alegra la vista de todos los seres vivos que lo observan. Es muy posible que sea el mismo que alguna vez reposó en el alma de aquel esperanzador pajarillo.

Pero eso jamás se sabrá.

martes, 1 de junio de 2010

Herón y sus raros amigos


Por su fisonomía y sus orígenes, Herón era indiscutiblemente un ser humano, aunque su comportamiento cotidiano lo alejase de aquella clasificación tan primaria.

Hasta entonces no entraba en la definición de ermitaño, pues si bien evitaba a sus semejantes, jamás había logrado estar realmente solo.

Un día, aburrido ya de todo lo humano, decidió fincar su hogar en una oscura caverna en una montaña árida y lejana, esperando estar solo por el resto de sus días, lo que sorprendentemente no duró muchos días.

Empezaron a llegar a ella entes extraños solitarios, hartos y aburridos, seres de otras dimensiones y universos, decepcionados de sus semejantes, al extremo de que la cueva de Herón se convirtió en el refugio de los desadaptados de todas las naturalezas.

Era cierto que Herón, a pesar de ser insociable y refractario, poseía características afectivas y magnéticas. Dicho magnetismo, por lo visto, rompió barreras físicas, culturales, dimensionales y temporales.

En poco tiempo, aquella oscura y solitaria caverna perdida en la hostil y desértica montaña, se llenó de criaturas disímbolas, raras, anormales y desadaptadas, de todos los orígenes y naturalezas, y todas ellas encontraron ahí, al lado del maravilloso Herón, un estupendo lugar para soportar el desagradable universo por el resto de sus existencias.

lunes, 31 de mayo de 2010

Croac


Decenas de dioses reunidos en el Olimpo acordaron aquella tarde crear un sapo maravilloso, una criatura con capacidades extraordinarias, destinado a revertir la maldad del pervertido mundo, de cambiar todo en la faz de la Tierra con su mágico croar, con sus alegres saltos de nenúfar en nenúfar, con su natural alegría y optimismo.

Fue así que nació Croac, el sapo de la esperanza.

Pero Croac, a pesar de todas las bendiciones y presagios, heredó los genes de un bisabuelo materno mediocre, calenturiento y haragán.

Los cromosomas de Croac, más allá de todas las características mágicas y benditas inducidas por aquellas poderosas divinidades, decidieron quedarse en el pantano de origen, y croar sensualmente buscando aparearse a menudo con hembras locales ávidas de aventura, eructando con satisfacción cada vez que su larga lengua atrapaba y digería una carnosa libélula.

Con Croac quedó clara, para todos los dioses, la ley universal de que el ADN es superior a cualquier disposición divina.

Croac no modificó nada en el universo, más allá de generar mucho escepticismo en cuanto a la efectividad de los dioses del Olimpo, pero a cambio, creó cientos de atractivos sapitos y sapitas que alegraron sexualmente por muchas generaciones aquel agradable pantano perdido en el maravilloso trópico terrestre.