
En cuanto estiró su largo pescuezo, divisó el árbol de haraquiana. Pretendió volar hacia allá, pero fue devorado por un clopocopio inesperado.

Hoy, entre los honclocleótidos, se recuerda a Pancocérpico por su audacia prematura. Constituye toda una leyenda, la más increíble entre las muchas que se cuentan en el planeta Alcliceo, justo en la antípoda de nuestro universo.
3 comentarios:
Solo puedo decir que es mi color preferida depués del amarillo. Se no soy Pancocérpico, quién soy yo?
Podría inventar un duende amarillo que estaba siempre a mirar los documentos de un escritor...
Pancocérpico cuenta con mi mas absoluta simpatía...
Un cuento precioso...
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