Todo era miel sobre hojuelas.
El optimismo desbordaba.
Las expectativas eran excelentes.
La certeza era absoluta.
Todo era seguridad en el entorno.
La esperanza no dejaba lugar a dudas.
La ilusión cristalizaba.
La fe era impresionante.
La credibilidad era total.
Todo lucía maravilloso…
…hasta que el Desengaño –muriéndose de la risa- apareció en escena.
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