viernes, 8 de mayo de 2009

La princesa ratita


Érase que se era, como ocurre en los viejos cuentos de hadas, una hermosa princesa que poseía todo lo bueno de la vida: juventud, belleza, inteligencia, cultura, simpatía, una agradable familia, amigos de verdad, salud, clase y riqueza.

Como su vida era maravillosa, apareció por ahí una mujer envidiosa -siempre las hay-que convocó a un malvado hechicero para que acabase con toda esa felicidad.

Fue así, con un perjuro perverso y misterioso, que la princesa fue convertida en una ratita de drenaje.

Ella, desesperada e impotente, pasó toda su juventud en esas desagradables condiciones, hasta que un día mágico apareció por ahí un legendario caballero que tenía el don de ver lo que los demás no veían.

Percibió vibraciones agradables en la alcantarilla de aquel palacio, y supo que algo andaba mal.

Pidió a su paje que levantase todas las tapaderas del drenaje, y pudo ver que ahí vivía una criatura maravillosa que, a pesar de tener toda la fisonomía de una rata asquerosa de alcantarilla, era un ser único, de alma pura y bondadosa.

Al legendario caballero no le importó la apariencia de la rata, pues sabía mucho de la vida y de las trampas que en ella se presentan. Le extendió la mano, y ella, a pesar de la vergüenza que le generaba su fisonomía de roedor, aceptó subirse en la palma.

A continuación, el caballero le dio un beso en su cabeza, y de repente y de manera inesperada, la ratita asquerosa se convirtió en una dama bellísima, una verdadera princesa digna de la realeza de aquel reino que alguna vez le había pertenecido.

Fue entonces que el noble y legendario caballero le ofreció matrimonio.

La princesa, enamorada y agradecida, aceptó la propuesta, y ambos se comprometieron para toda la vida.

Un mes después, se llevó a cabo la magnífica boda entre la preciosa mujer y el gallardo caballero.

La princesa lució un traje precioso, y decenas de ratitas amigas llevaron orgullosamente el rabo hasta el altar.

Y como sucede en todos los cuentos de hadas, la ratita convertida en princesa y el legendario caballero, vivieron felices por siempre.