domingo, 12 de diciembre de 2010

El extraño objeto


Dedicado con cariño a todos mis amigos del lejano planeta Tierra.

La nave interplanetaria argiokaniana descendió sigilosamente muy cerca de su objetivo en aquel lejano planeta azul y verde. Era un vehículo bitripulado, con un navegante y un científico a bordo.

Una vez que la nave se estabilizó sobre la superficie de aquel tóxico mundo con irrespirable atmósfera de oxígeno, Arkiu, el navegante autorizó a Juriakus, el científico, para descender de la nave y tratar de conseguir un ejemplar de aquel extraño objeto que presumiblemente –por todo lo que los xianaris sabían- constituía tanto una fuente de energía como un talismán ritual con extraño significado para los nativos de aquel mundo.

Juriakus se preparó para salir de la nave, con todas las precauciones del caso. Habían seleccionado el momento del solsticio de invierno de aquel caluroso mundo para facilitar su breve estancia en aquella irrespirable superficie que lucía completamente blanca por la corrosiva agua cristalizada.

Era de noche cuando Juriakus entró en aquella madriguera semi-iluminada, y, como era de esperarse, ahí estaba el objeto: un cono verde repleto de extrañas esferas reflejantes y luces intermitentes de varios colores.

Sin hacer ruido para no alertar a los nativos que seguramente dormían, tomó aquel objeto y lo llevó con cuidado a la nave. El objetivo se había cumplido. El resto del programa estaba en manos de la comunidad científica de Argiokania, su planeta de origen, que esperaba ansiosamente aclarar el misterio del cono verde luminoso.

Antes de partir del mundo azul y verde, prepararon el preciado objeto para que no resultase afectado por la falta de gravedad y la transmaterialización requerida para un viaje tan largo, y una vez hecho esto, la nave partió hacia Argiokania sin que ningún habitante local lo hubiese notado.

Una vez en casa, Juriakus entregó solemnemente el invaluable objeto a la comunidad científica de su mundo, la cual puso manos a la obra inmediatamente.

Se plantearon muchas hipótesis alrededor del extraño objeto, pero ninguna resultó cierta.

Finalmente, el dictamen de los avezados científicos argiokanianos fue el siguiente:

“El extraño objeto proveniente del planeta azul y verde se trata de un ente complicado de dos naturalezas, una orgánica –obviamente viva- y varias inorgánicas. Es un cono verde y vivo, repleto de clorofila, de cuyas ramificaciones cuelgan esferas de vidrio reflejante que presumiblemente son decorativas, además de cables eléctricos con luces que, cuando se conectan a una fuente de energía primaria, generan efectos luminosos agradables y emotivos para los primitivos habitantes de aquel planeta. Indudablemente es un objeto ritual de celebración de algún evento importante para ellos, y no una fuente emanante de misteriosa radiación como habíamos sospechado.”

Los científicos argiokanianos asignados a esa investigación, una vez completado su informe, sintieron extraños deseos de ir a casa y compartir con su familia esa inusitada experiencia.