miércoles, 11 de noviembre de 2009

La encuesta


Era una encuesta muy joven que tenía la autoestima muy baja.

Por esa razón pasaba la mayor parte de su vida encuestando a otras encuestas respecto a su nivel de aceptación en esa particular sociedad de excelsas preguntonas.

Los resultados para ella jamás eran buenos: siempre salía con bajo nivel de aprobación.

Cuando nuestra pequeña encuesta estaba ya al borde del suicidio (muchas encuestas se suicidan sin que los humanos se enteren), apareció Opinionae, el hada de las encuestas buenas (en el mundo de las encuestas, las hay malas, mal hechas, tendenciosas, mentirosas, etc., además de las buenas, que son las que siguen la metodología al pie de la letra).

Ella le hizo ver que la mayoría de las encuestas tienen mucho de relatividad, así que le sugirió que interpretase los resultados con mucho cuidado. Incluso le hizo ver que todas las encuestas poseían un grado de error que había que considerar.

Decidió entonces, por consejo del hada Opinionae, hacer una encuesta indirecta, preguntando no por ella, sino por la aceptación o popularidad de las demás encuestas.

Así pudo ver que ninguna encuesta de aquella sociedad era realmente aceptada por las demás. Incluso pudo concluir que ella era de las menos odiadas. Su autoestima regresó a los mejores niveles de su vida.

Y después, una vez más aconsejada por el hada Opinionae, aprendió a distinguir entre las encuestas buenas y las malas, con lo cual pudo escoger mejor a sus amistades y superarse a sí misma.

Pocos años después, fue distinguida con el premio Golden Poll a la mejor encuesta del año.

Finalmente, nuestra encuesta -toda una triunfadora- decidió abrir una escuela para encuestas, que llevó precisamente el nombre de Opinionae, hada benefactora de todas las buenas encuestas.