jueves, 29 de octubre de 2009

Especies


Su apariencia era la de un alacrán común, de una de las especies más venenosas que se conocen.

En realidad alguna vez fue una bella hada benefactora, que por cosas de la vida se enemistó con el mago Al Aman, quien la convirtió en un horripilante arácnido ponzoñoso.

Así, quedó expuesta a las tarántulas, a los pájaros y a los prejuicios humanos, quienes, enseguida y sin mayor contemplación, pisaban a los alacranes que se les acercaban.

Ella estaba obligada, por sus instintos adquiridos, a inyectar su veneno a cuanta criatura tenía a su alcance. Ése era su destino.

Durante algún tiempo, su ponzoña mató a seres inocentes, pero finalmente su bondad y su fuerte carácter hicieron de su veneno un elixir mágico que mejoraba en muchos sentidos la existencia de sus víctimas. Era, sin lugar a dudas, un alacrán mágico.

Eso, sin embargo, no obstó para que aquel hambriento cuervo la devorase en un descuido.

Aun así, su victimario recibió de ella el don de la claridad mental: la segunda especie animal inteligente había sido creada en el planeta Tierra.

El ser humano habría de pagar las consecuencias.