domingo, 10 de enero de 2010

La tercera mujer


Aquel hombre, echado en el diván, confesó llorando como niño al psicólogo que se sentía culpable de una particular doble infidelidad.

Durante el día disfrutaba a su amada esposa enormemente, pero también deseaba que llegase la noche para poder dormir…y así encontrarse con su amada Oniria en sus recurrentes sueños.

Oniria era su amante por las noches. Era dulce y tierna, y de verdad ambos se amaban.
Pero cuando se acercaba el amanecer, él lo esperaba con ansias, pues sabía que ahí en su cama, justo a su lado, estaba Marina, su amada esposa de la vida real.

Ninguna sabía de la existencia de la otra, ni tenían por qué saberlo si él no lo confesaba, pero su pesar por la doble infidelidad lo mortificaba.

Un día el decidió suicidarse después de confesar su extraño pecado a ambas amadas. Su alma flotó en la nada durante mucho tiempo, hasta que conoció a Fátima, quien habría de ser su tercer amor por toda la eternidad.