lunes, 25 de febrero de 2008

Musología para principiantes


Definitivamente ya renuncié a mi musa. Hoy sé por qué me abandonó, y reconozco que hizo bien en hacerlo, pues la decepcioné enormemente.

Como soy una persona económicamente muy solvente, y sé -por experiencia propia- que las musas existen, decidí financiar una institución científica que las estudiase, que se fundase con mi dinero la nueva ciencia de la musología.

Considero importante para la humanidad -de siempre tan dependiente de las musas- que las entendamos, que conozcamos sus normas y principios, su ética, su razón de ser, su dinámica espiritual, sus porquésíes y sus porquénoes, que tanto nos favorecen y nos abruman.

Así, contraté a una decena de científicos expertos en diversas especialidades. Trabajaron con ahínco varios años y, finalmente, me entregaron su informe. Es sorprendente lo que éste contiene.

Iré publicándolo poco a poco, debidamente dosificado, para que los diletantes, y aquellos musofrustrados como yo, comprendamos la esencia de esas maravillosas criaturas que tanto deleitan a la humanidad con sus increíbles ocurrencias.

Para ello pensemos en Leonardo, en Miguel Ángel, en Mozart, en Einstein. ¿Por qué las musas los favorecieron tanto? ¿Qué tenían ellos que no tenemos nosotros? ¿Por qué las musas se estacionan favorablemente en un individuo? ¿Por qué a otros le dan nada más el sabor de la miel de la creatividad, del éxito, para luego dejarlos secos? ¿Por qué ignoran a la mayoría de los humanos?

Todo tiene su explicación, y ahora estoy en condición de divulgar el secreto de las musas. Les pido un poco de paciencia. El tema lo amerita.


¿QUÉ SABEN LOS CIENTÍFICOS DE LAS MUSAS?

¿De qué materia están hechas las musas?

Las musas son casi insustanciales. Atraviesan paredes, piel y huesos sin mayor problema. Disfrutan, en su travesía, de la baja densidad del cerebro humano, por lo que les encanta atravesarlo. Y al hacerlo suelen dejar su huella. No es tan fácil explicar cómo generan, en algunos casos, esa chispa que los humanos llamamos “inspiración”. Esto lo aclararemos más adelante.

La insustancialidad de las musas tiene una excepción, misma que descubrimos al probar su permeabilidad en distintos materiales: el talco perfumado.

Si rociamos el ambiente en que se desplazan las musas con algún talco muy fino y perfumado (de la calidad que se emplea para los bebés), éstas quedan impregnadas de él, y entonces es posible percibirlas. Nosotros usamos la técnica fotográfica de alta resolución digital sobre algunas musas ya talqueadas, y pudimos obtener una clara imagen de ellas.

¿De qué tamaño son?

Hay de varios tamaños, pero casi todas caben en la palma de una mano (humana). Pero hay que decir que la potencia inspiradora de las musas poco tiene que ver con su talla. Tenemos casos de musas del tamaño de un dedo meñique que han generado ideas estupendas. Aquella que inspiró a Bill Gates cuando generó Words, podría extenderse cómodamente en un pétalo de rosa.

MÁS SOBRE EL INFORME CIENTÍFICO DE LAS MUSAS

¿Son inmortales las musas?

Son casi inmortales. Lamentablemente sabemos de dos o tres casos de musas que murieron…de aburrimiento.

Las musas viven de su actividad, y cuando no la encuentran, sus latidos y su presión sanguínea bajan a niveles insostenibles. Su metabolismo se vuelve crítico. Por eso, las musas, cuando no encuentran un cerebro brillante, emigran. Es cuestión de supervivencia, no de desamor.
Pero después los absurdos humanos reclamamos que las musas nos abandonaron. Deberíamos concientizarnos de que nuestra mediocridad es como cicuta para ellas.

¿Cómo podemos atraer a las musas?

No hay una receta absoluta para esta pregunta, como no la hay para el amor. Los reclamos son idénticos, cuando realmente somos nosotros quienes las alejamos con nuestras actitudes.

Sabemos que a las musas les gusta el néctar de bugambilia, pero más les gusta que sus inspiraciones generen admiración, orgullo, aplausos, lágrimas sinceras de enamoradas, risas, diversión y placer intelectual. Si no logramos esto, las musas se deprimen y consideran alejarse en busca de mejores horizontes.


MUSAS HIPERACTIVAS, MUSAS CELOSAS


¿Por qué las musas van y vienen?

Cuando se alimentan de néctar de flores que no sean las bugambilias, las musas suelen portarse hiperactivas, y entonces no pueden permanecer mucho tiempo en un cerebro. Entran y salen de él a cada momento, a veces sin dejar inspiración.

Por eso es conveniente dar a las musas una dieta sana, libre de colesterol B y de azúcares de flor. Por eso se recomienda darles néctar de bugambilia, que contiene edulcorantes de bajo contenido calórico y cero contenido de grasas saturadas.

Pero ya lo dijimos antes: si queremos que las musas permanezcan tranquilas en nuestro cerebro, debemos nutrirlas de buenos resultados. Debemos presentar adecuadamente al mundo exterior lo que ellas nos inspiran.

Pero cuidado: también hay musas con claustrofobia. Con esas poco o nada podemos hacer.

¿Son celosas las musas?

Mucho. Cuando una musa radica en nuestro cerebro, lo peor que podemos hacer es coquetear con otra. Las musas celosas son peor que gitanas.

Las consecuencias de una pelea entre musas para poseer un cerebro, puede ser fatal, para ellas y para el cerebro. Y una musa despechada tarda muchos años en volver a inspirar.

Los autores de este informe recomiendan a sus lectores aferrarse a una sola musa y serle fiel hasta las últimas consecuencias.


MUSAS NOCTÁMBULAS Y MUSAS TRANSGÉNICAS

¿Tienen horario las musas?

Sí, definitivamente.

Las hay muy madrugadoras, matutinas, diurnas, vespertinas y noctámbulas. Su jornada de trabajo, de acuerdo con sus arreglos sindicales, es de un máximo de 12 horas diarias. A veces podemos negociar con ellas algunos cambios y excepciones. Pero también requieren vacaciones eventualmente.

Un error muy frecuente de la gente es tratar de explotarlas, de sacarles más jugo del que pueden dar. Ésa es otra causa frecuente de emigración de las musas.


¿Las musas están especializadas?

El modelo griego de las musas ya es obsoleto, pero hemos confirmado, analizando el genoma de algunas de ellas, que éstas son efectivamente hijas del travieso Zeus y de la diosa de la memoria Mnenósine (aquella que a veces abandona a los ancianos en manos del terrible Alzheimer, dios alemán del olvido).

Las nueve musas originales son:

Calíope (canto)
Clío (historia)
Erato (música)
Euterpe (flauta)
Melpómene (tragedia)
Polimnia (pantomima)
Talía (comedia)
Terpsícore (poesía ligera)
Urana (astronomía)

Pero después, algunas de éstas tuvieron amoríos con toda clase de seres mitológicos, y de ahí nacieron miles de musas de segunda generación con un ADN muy diversificado, que son las que hoy rondan nuestros cerebros.

Así, podemos decir que hay por ahí muchas musas con especialidades de todo tipo: la biología, la electrónica, el ajedrez, la cocina, el comercio, etc. Algunas incluso tienen doctorado en alguna rama del saber.

También hay musas eróticas, que son las que nos sugieren extrañas y creativas posiciones durante el acto de amar. Algunas de ellas han causado serias lesiones en algunos cuerpos humanos.

Y sabemos que un grupo de científicos está trabajando en la creación de musas trasgénicas, con características especialidades inimaginables. Los mantendremos informados al respecto, dadas las implicaciones de esto.


MUSAS TRAVIESAS, MUSAS SOÑADORAS


¿Qué hacen las musas cuando no están en el cerebro?

Duermen, pasean, disfrutan de sus obras, se burlan de las creaciones ajenas, buscan flores y lugares bellos, pero sobre todo, son muy aficionadas a contar chismes.


¿Hay musas perversas?

Sí, y algunas son geniales. Son capaces de generar holocaustos y de tirar rascacielos gemelos

Hay otras menos peligrosas que se conforman con hacer travesuras, algunas de mal gusto.


¿Sueñan las musas?

Cuando las musas sueñan tienen sus ideas, que luego dejan caer en nuestro cerebro. De hecho todo aquello que la humanidad crea, son sueños materializados de musas.

A veces -pocas- las musas tienen sueños geniales, como las que soñaron con el Taj Majal, con la Alhambra o con el templo de Angkor.


MUSAS GENIALES, MUSAS ESTÉRILES

¿Hay épocas o lugares privilegiados por las musas?

Sí: tenemos el caso del río Arno, en el centro de Italia. A las musas siempre les ha gustado el agua de ese río. En esa región vivieron Rafael, Tizziano, Boticelli, Leonardo y muchos otros cerebros privilegiados.

Hoy sabemos que las aguas del río Arno, que atraviesa Florencia, contienen sales de pumerilio, sustancia que tonifica a las musas.

También se concentraron las musas en Atenas, durante el siglo V antes de Cristo. Ahí estuvieron inspirando a Sócrates, Platón, Aristóteles, Fidias, Esquilo, Eurípides, Herodoto, Demóstenes, etc. También encontramos manantiales ricos en sales de pumerilio en la zona.


¿Cómo se reproducen las musas?

Las musas son todas hembras, y para reproducirse necesitan de un ser mitológico. Éstos, como sabemos, no abundan, así que muchas de las musas ya han renunciado a tener familia, lo que podría ser un desastre para la humanidad.

Por eso, nuestros científicos, además de trabajar en experimentos con musas transgénicas, están investigando conceptivos asexuales para ellas.



LAS MUSAS TRANSGÉNICAS

A pesar de que a los ecologistas les horroriza el término “transgénico”, nos vemos obligados a intervenir los genes de las musas para el bien de la humanidad.

Sabemos que las musas tienen serios problemas para reproducirse. No existen musas machos, por lo que aquellas, para procrear, deben necesariamente aparearse con seres mitológicos (sátiros, faunos, duendes, gnomos, trolls, ogros, elfos, etc.).

Lamentablemente éstos últimos han empezado a escasear (por eso decimos que son mitológicos).

El problema está en que la explosión demográfica humana es enorme, no así la de las musas. Cada generación humana que trascurre, tiene menos musas a su disposición.

En el año 2050, la generación de ideas brillantes y de creaciones artísticas de la humanidad estará colapsada según nuestros cálculos, y nos aburriremos leyendo los mismos libros que los abuelos, oyendo la misma música de siempre, haciendo el amor con las mismas posturas, etc.

Para evitar lo anterior, un grupo de avezados genetistas tiene el propósito de generar musas de alta productividad.

Las musas actuales, con las que convivimos, tienen –según nuestros cálculos- una productividad de una idea genial cada 20 años. El objetivo del proyecto es lograr musas de alto rendimiento, con un promedio de una idea genial cada tres o cuatro años.

El costo de estas investigaciones científicas es enorme, por lo que quien desee una de estas musas de tercera generación debe entender que no serán baratas en la primera emisión. Después, al vencerse la patente, seguramente los chinos sacarán al mercado musas de alta productividad y bajo costo.

Pero tengan cuidado con la mala calidad y las falsificaciones de los chinos. No nos responsabilizamos por la calidad de sus ideas y creaciones.

Otro problema que seguramente enfrentaremos es que seremos acusados por los ecologistas de que las ideas y creaciones de las musas transgénicas de alto rendimiento pueden contaminar el planeta. ¿De buenas ideas y creaciones? ¿De alta productividad intelectual? En fin, esperaremos, junto con nuestros abogados, el lanzamiento comercial de nuestros productos para enfrentar la polémica y las embestidas que nos esperan.


MANUAL PARA LA CORRECTA ADMINISTRACIÓN DE LAS MUSAS

1) Siembre en casa una bugambilia, o tenga siempre cerca un frasco de néctar de esa flor. A las musas les encanta su aroma y sus colores.

2) Sea muy cuidadoso al exponer al público sus creaciones. Una mala exposición de una buena idea puede decepcionar a la musa, y ella no tardará en abandonarnos. La mediocridad jamás será responsabilidad de la musa: esto debe quedar muy claro.

3) No les pida más de lo que pueden dar. Si necesita más capacidad de creación de la que le otorga su musa, utilice drogas.

4) No coquetee con varias musas. Dedíquese de cuerpo y alma a una sola. Ya mencionamos que son terriblemente celosas.

5) No abuse del tiempo de las musas. Ellas, cuando sueñan, tienen ideas que posteriormente nos transfieren. Déles tiempo para descansar y dormitar.

6) Si siente que la vida no le proporciona una musa apropiada para sus objetivos, puede conseguirse una musa (o muso) de carne y hueso. No le garantizarán tener ideas geniales, pero eventualmente pueden proporcionar satisfactores de otra índole.

Los hacedores de sueños

Nuestro Gran Universo contiene muchos pequeños universos integrados, paralelos entre sí, que conviven en el espacio y en el tiempo casi sin percibirse o afectarse los unos a los otros, todos ellos separados por sutiles películas de éter de Xtabay (del mismo espesor que tienen las alas de la hadas de Orión). Estas finísimas membranas interuniversales solamente pueden traspasarse cuando se alinean las seis lunas de Albayén, cosa que ocurre cada dos o tres mil millones de años, y la apertura dura apenas una milmillonésima de segundo.

Los pequeños universos a los que me refiero -ordenados de manera chauvinista por mí, que soy habitante de uno de ellos- son los siguientes:

El Mundo Real*, que es al que pertenecemos yo, mi esposa, mis amigos, George Bush y otros conocidos, todos nosotros gente de “carne y hueso”, gente que se puede tocar con la mano.

*NOTA DEL AUTOR: Es verdaderamente injusto que llamemos a lo nuestro el “Mundo Real”, pues esa denominación es obviamente antropocentrista. Para los habitantes de los otros universos, su mundo es tan real como el nuestro lo es para nosotros.

Después está el Mundo Virtual, al que pertenecen criaturas-bytes que suelen aparecer con cierta frecuencia en mi monitor argumentando existencia real y corporal, pero sin demostrarla.


Después están las otras dimensiones. Sabíamos que existían por mera intuición filosófica o matemática, y en base a ello imaginábamos cómo serían sus habitantes, pero hasta hace pocos días ninguno de nosotros (los presuntuosos habitantes del Mundo Real) había tenido contacto directo con ellos. Yo ya lo tuve.

Efectivamente, hay uno de estos universos de otra dimensión que sí interactúa con el nuestro, pero sus habitantes habían sido (hasta hace poco) lo suficientemente sutiles y cuidadosos como para no dejar rastros científicos de su presencia: me refiero al Mundo de Oniria.

Así, hace un par de semanas, por alguna ocurrencia extraña que llegó a mi cerebro no sé de dónde, decidí extender alrededor de mi cama (antes de dormir) una redecilla de seda de la oruga de la mariposa de Gundlach. Conecté a ella una máquina fotográfica de altísima resolución con un obturador ultrasensible que se dispararía con la menor vibración generada por cualquier ser –por liviano que fuese- proveniente de otra dimensión.

Tras de una noche en la que sorprendentemente no logré soñar nada, me di cuenta de que la máquina fotográfica había tomado una foto. Algo nuevo e inesperado había quedado registrado en la tarjeta electrónica de mi supercámara.


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Normalmente me levanto temprano y voy al gimnasio a ejercitarme. Después me ducho y tomo el desayuno. Pero aquella mañana, la imagen captada por mi máquina fotográfica, me llenó de curiosidad, así que abandoné la rutina. Algo había zarandeado sutilmente la redecilla de seda de oruga de la mariposa de Gundlach con la que rodeé mi cama, por lo que suspendí mis actividades del día al día, y me concentré en la imagen atrapada en la tarjeta electrónica.

Lo que ahí aparecía no era ni un mosquito ni un grano de polvo producto de la falta ineficiencia de la chica que hacía cada tercer día la limpieza de mi piso. Se trataba de algo de verdad inesperado.


La imagen era sorprendentemente clara y extraordinaria, así que –con mi experiencia en cuestiones de ordenadores- la respaldé en varias opciones, y la protegí con cuanto antivirus estaba a mi alcance.

Se trataba de la imagen de un ser único y desconocido (en nuestro presuntuosamente llamado Mundo Real), fotografiado “in fraganti” al intentar acercarse a mí, estando yo dormido, quién sabe con qué intenciones. La redecilla -y seguramente el casi inaudible ruido del obturador de mi moderna máquina fotográfica- lo sorprendieron.




Amplié e imprimí la fotografía. Días después habría de saber que se trataba de un “Hacedor de Sueños”.


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Yo no sabía qué hacer con la fotografía. El asunto me quedaba grande, muy grande. Había un millar de opciones y de decisiones que tomar.

¿Entregarla a la ciencia para conocimiento objetivo de la humanidad?

¿Venderla a un diario amarillista para hacerme rico en el corto plazo?

¿Mantener en absoluto secreto la existencia de ese ser extraordinario para evitar que el mundo arrasase con el descubrimiento?

Cuando apenas empezaba yo a concientizarme de lo que tenía en mano, la respuesta apareció por sí sola: el ser retratado en la fotografía se presentó ante mí dispuesto a negociar la compra de la evidencia.

A la vista, mi extraño visitante podía perfectamente parecer un humano, excepto por el color rosa de sus ojos. Seguramente él se esforzó por asemejarse a nosotros, pero los ojos lo traicionaban.

Su apariencia y su trato no eran desagradables. Parecía una persona joven, de amena sonrisa, tierno en cierta manera, pero se notaba tenso. Cuando ambos logramos superar los nervios de estar platicando con un ser de otra dimensión, empezamos a entendernos, y me contó su historia y la razón por la que me visitaba. Todo resultaba maravilloso.


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Manipusieteraerioatro era su nombre. Su profesión era Hacedor de Sueños. Era exitoso en su medio, pero unas cuantas noches antes había cometido un grave error de falta de precaución, aunque yo le dije –para consolarlo- que él no tenía la culpa por el hecho de que yo hubiese puesto la redecilla de seda de oruga de mariposa de Gundlach alrededor de mi cama…

Los altos señores del Mundo de Oniria estaban preocupados por la fotografía que yo había tomado de Manipusieteraerioatro. Conocían la capacidad científica y destructiva de los habitantes del Mundo Real (los humanos como yo), y la foto podría traer graves implicaciones.

Así fue que Manipusieteraerioatro fue obligado a negociar conmigo la compra de la foto.

Para mí todo esto era extraordinario. En sí el negociar cuestiones de otras dimensiones ya era extraño, pero saber que si Manipusieteraerioatro no recuperaba la foto le significaba su ruina, fue definitivo.

Decidí darle la foto y los dieciséis respaldos de ella, a cambio de una sola cosa: que me explicase quiénes eran los Hacedores de Sueños, de dónde venía, y que me platicase de su extraño mundo.


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Manipusieteraerioatro aceptó mi propuesta: estaba acorralado.

He aquí todo lo que me contó.

Oniria es un mundo subordinado al nuestro, en el sentido de que ellos se nutren de nuestras emociones sin que nosotros los notemos. Nuestras emociones tienen efectos metabólicos. Cuando reímos, cuando lloramos, cuando amamos, cuando soñamos, liberamos energía existencial, misma que ellos recogen para su nutrición.

Así, los habitantes de Oniria se dedican a despertar y acrecentar nuestras emociones.

Ellos son quienes generan nuestros Sueños, nuestras Ilusiones, nuestros Ensueños, y - cuando lo hacen mal- nuestras Decepciones y Tristezas.

En Oniria hay dos formas de ganarse la vida:

Se puede ser actor, protagonista de nuestros sueños. Ellos representan a los personajes que aparecen cada noche en nuestros cerebros. Se meten en nuestra mente cuando estamos dormidos, y juegan papeles que nosotros disfrutamos o sufrimos mientras soñamos. Si no fuese por los actores de Oniria, soñaríamos con espacios vacíos, con oscuridad, sin emociones. Ellos son “los buenos y los malos” de nuestros sueños.

Y también se puede ser Hacedor de Sueños, lo máximo en la escala social de Oniria. Los Hacedores de Sueños hacen el guión de lo que vamos a soñar cada noche; escogen al elenco; y dosifican las emociones que percibiremos.

Un buen Hacedor de Sueños nos hace vivir noches increíblemente felices o noches muy desagradables.

Hay dos especialidades entre los Hacedores de Sueños de Oniria, como las había entre los autores de teatro en la Grecia clásica: la tragedia y la comedia. En el caso de Oniria tenemos los “sueños dulces” y las “pesadillas”. Desde jóvenes, ellos se especializan. Hay genios en cada rubro.

De jóvenes, los estudiantes de Oniria que pretenden ser Hacedores de Sueños, practican generándonos Ilusiones y Ensueños. Dependiendo de los resultados, los altos señores de Oniria deciden si ellos tienen futuro o no. Las Ilusiones y Ensueños que se materializan en los seres humanos, implican altas calificaciones. Las frustraciones humanas hacen que los estudiantes de Oniria renuncien a ser Hacedores de Sueños, y que se vean obligados a ser simples personajes de rutina en nuestros sueños.

Tras de escuchar esto, me di cuenta de que mi redecilla de seda de oruga de mariposa de Gundlach me había dado la oportunidad de entender muchas cosas, de que mi amigo Manipusieteraerioatro era sensacional –todo un maestro-, así que procedí a darle todas las copias y respaldos de su fotografía. Se despidió feliz, prometiéndome muchos sueños dulces el resto de mi vida.

Pero…confieso ante ustedes que me guardé una copia de la fotografía de Manipusieteraerioatro para mis nietos, algo que algún día les mostraré y narraré como un cuento fantástico y maravilloso para que disfruten de sus sueños, sabiendo que las criaturas del Mundo de Oniria se encargarán de alegrarles todas sus noches con bellísimas historias generadas por los increíbles Hacedores de Sueños, criaturas de una increíble dimensión desconocida de nuestro precioso universo.


Ogrerías

Dice la leyenda que los ogros nacieron cuando Cloe, la perversa bruja del cuento interminable, mezcló, en un perol maligno, patas de gallo copetón, alas de murciélago viudo, ajos de mala cosecha, cola de gato negro desvelado y ancas de rana del pantano negro.

Ella no quería generar ogros, sino un brebaje maligno para intoxicar a su malvada suegra, la odiosa Garratúa. Pero Cloe se descuidó, la temperatura del perol rebasó lo especificado, y uno por uno, los 452 ogros de la leyenda fueron saltando silenciosamente de la olla. Ellos se escondieron en las rendijas de los ladrillos de la estufa, hasta que vieron la oportunidad de salir al bosque y así adueñarse de todas las cavernas y palacios disponibles en el mundo.

Pero los ogros no son inmortales. Todos lo sabemos de siempre. Recordemos la historia:

La vida de una tribu entera de ogros puede estar concentrada en dos abejas. El secreto fue revelado por uno de estos ogros a una princesa cautiva, que fingía temer que éste no fuera inmortal. “Los ogros no morimos”, dijo el ogro para tranquilizarla. “No somos inmortales, pero nuestra muerte depende de un secreto que ningún ser humano adivinará. Te lo revelaré para que no sufras. Mira ese estanque: en su mayor profundidad, en el centro, hay un pilar de cristal, en cuya cima, bajo el agua, reposan dos abejas. Si un hombre pudiese sumergirse en las aguas y volver a la tierra con las abejas y darles libertad, todos los ogros moriríamos. ¿Pero quién
adivinará este secreto? No te apesadumbres: puedes considerarme inmortal”.


La princesa reveló el secreto al héroe. Éste liberó las abejas y todos los ogros murieron, cada uno en su palacio.
Todos menos uno. Esa noche Urkkkk había cenado apio, asquerosa verdura que, aunque nadie lo sabía, rompía el maleficio de las abejas liberadas.


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Así, todos los príncipes aniquiladores de ogros pensaron que su vocación original carecía de sentido, por lo que se dedicaron a invertir en bienes raíces. No les fue nada mal hasta 1792, cuando la Revolución Francesa les confiscó gran parte de sus bienes. Pero ya para entonces se habían olvidado completamente de la sistemática cacería de ogros, y su única salida económica fue emplearse como modelos, edecanes y chipendales, decepcionando enormemente a las enamoradas princesas de la época.

Gracias a que supo mantener un bajo perfil, Urkkkk pudo sobrevivir unos 700 años hasta el día de hoy. Hoy vive en la avenida Salsbury, en un lujoso penthouse en un barrio de elite de Londres, totalmente despreocupado de príncipes y caballeros cazadores de ogros.

Mi convivencia con seres fantásticos

Por menos de lo que voy a escribir, mucha gente ha sido amarrada y encerrada en oscuras galeras. Con suerte, esta infeliz parte de la humanidad encuentra loqueros benignos y celdas acolchonadas.

No es mi caso. Mi prestigio de alto ejecutivo de empresas multinacionales y uno que otro doctorado Honoris Causa en universidades del primer mundo, me vacunan contra la llegada disruptiva de hombres de blanco en ambulancia con rejillas en las ventanas, dispuestos a colocarme una camisa de fuerza denigrante y detestable.

Mi realidad es maravillosa. Convivo con seres extraordinarios. No hablo de cenar eventualmente con Bill Gates o George Soros. Estos amigos –igual que Hillary Clinton, Condoleeza Rice o Paris Hilton- son frecuentes en mi saturada agenda.

Hablo de convivir con duendes, gnomos, musas, fantasmas, dragones de colores, ranas encantadas, sapos ganadores de premios Nobel, de vampiros homosexuales que buscan mi asesoría, demonios aburridos, ángeles rebeldes, extraterrestres ingenuos extraviados en el planeta Tierra, zombies cansados de serlo, hombres lobo más nobles que una mascota, brujas arrepentidas, hadas madrinas frustradas, yetis del Himalaya que reclaman su lugar en la evolución de las especies, sátiros mitológicos, cíclopes anacrónicos, cancerberos desempleados y seres de la quinta dimensión.


Todos ellos me visitan frecuentemente. Han de pensar que soy un psicólogo de ciencia ficción o un genio de lámpara de Aladino. Me piden que haga milagros para convertirlos en seres reales, como tú o como yo.

Generalmente los acuesto en mi diván de piel de olimote rayado y trato de ubicarlos en la objetividad. La mayor parte de mis amigos de los mundos alternos creen que mi mundo es mejor que el suyo.

“No”, les digo. “Mi mundo está contaminado por gases de combustión generados por la ambición de unos pocos. La gente que me rodea tiene prisa, es obsesiva y neurótica por ganar dinero, fama o poder. Salvo escasas excepciones, todos aquellos humanos con los que convivo no ven más allá del largo de su brazo. Carecen de la magia necesaria para ser felices. Adoptan actitudes egoístas que no llevan a ninguna parte. El amor y la buena voluntad son tan escasos en mi mundo como los diamantes de Xtabay, el reino fantástico del mundo fantástico, la quimera de las quimeras”.



Después de muchas visitas sorpresivas de amigos de cualquier universo inexplicable y de convivir con los seres humanos, estoy a punto de pedir asesoría psicológica a duendes, gnomos, musas, fantasmas, dragones de colores, ranas encantadas, sapos ganadores de premios Nobel, vampiros homosexuales, demonios aburridos, ángeles rebeldes, extraterrestres ingenuos extraviados en el planeta Tierra, zombies cansados de serlo, hombres lobo más nobles que una mascota, brujas arrepentidas, hadas madrinas frustradas, yetis del Himalaya que reclaman su lugar en la evolución de las especies, sátiros mitológicos, cíclopes anacrónicos, cancerberos desempleados y seres de la quinta dimensión.

Trenante y la Razón de Ser

Cuentan los que saben de estas cosas que hace muchas eras existió una Razón de Ser muy desubicada que, siendo ya mayor de edad, aún no había encontrado su vocación ni su asignación

Es de todos sabido que las Razones de Ser siempre han sido las hijas predilectas de la Lógica Existencial, quien en todos los casos las da a luz ya asignadas (y con instrucciones bastante definidas) a cualquier ser vivo que se incorpora a la vida en cualquiera de los mundos. Gracias a ellas, casi todos sabemos cuál es nuestro papel en nuestro Universo.

La Razón de Ser de nuestra historia nació fuera de lugar, por un pequeño e inexplicable descuido de la Lógica Existencial, quien ni siquiera se percató de su nacimiento, así que -sin la orientación materna acostumbrada para sus hermanas- ella carecía, irónicamente, de una Razón de Ser.*(1)

*(1) NOTA DEL AUTOR: aunque suene extraño, todas las Razones de Ser tienen su propia Razón de Ser.

Cuando el suicidio de nuestra pequeña amiga era inminente como única opción a un terrible vacío existencial, un Viento Circunstancial*(2) la llevó a un extraño mundo en donde ocurrió un milagro.

*(2) NOTA DEL AUTOR: aunque su nombre aparentemente indique lo contrario para los humanos, los Vientos Circunstanciales no son circunstanciales, sino generados intencionalmente por las responsables Hadas Madrinas, cuando se les agotan los demás recursos para ayudar a sus seres protegidos.


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También me contaron que en el lejano reino de Xinataí, un matrimonio de dragones dorados estaba desesperado porque su hijo único -en plena adolescencia- se negaba a asumir el digno papel de los dragones: secuestrar princesas humanas y conservarlas en lugares inhóspitos fuera del alcance de los príncipes; combatir sin piedad a los caballeros medievales; asolar las poblaciones humanas con sus fauces de fuego; y conformar leyendas increíbles en las que la gente creía*(3).


*(3) NOTA DEL AUTOR: la gente humana (hay otro tipo de gente no humana) tiene enorme necesidad de creer en cosas increíbles, y es por eso que la Lógica Existencial generó a los dragones dorados (otras Lógicas han creado otras historias igualmente increíbles en las que la gente humana cree).

Trenante (Fuego Asolador, en el lenguaje de los dragones dorados) era el nombre del dragoncete de esta historia. Su rebeldía por no asumir sus legendarios legados llegaba al impertinente extremo de no querer arrojar fuego por la boca, lo cual avergonzaba mucho a sus padres ante la conservadora sociedad de los dragones dorados de Xinataí. El “qué dirán” y las “malas lenguas” dragónicas los mortificaban.

¿Qué quería el adolescente? Los padres sufrían aquella incertidumbre, pero ni el mismo Trenante parecía saber cuál era su papel en este Universo.


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Una mañana, mientras Trenante pastaba de mala gana flores de Batakita*(4) en el campo, un Viento Circunstancial arrojó casualmente (¿sería de verdad casualmente?) a nuestra Razón de Ser


*(4) NOTA DEL AUTOR: el secreto de porqué los dragones arrojan fuego por la boca está precisamente en el tipo de alimentos que consumen. Según las tradiciones de los dragones dorados de Xinataí, las flores de Batakita estimulan las glándulas pirotuarias y así se fortalece la potencia incendiaria en los dragones adolescentes.


Él (Trenante) estaba aquella mañana de muy mal humor. Ella (nuestra Razón de Ser) estaba
completamente desconcertada. Coincidieron justo delante de un pétalo de Batakita. Se vieron el uno a la otra, y por obra y gracia del Destino, simpatizaron. Un golpe de vocación (por parte de ella) y un golpe de mal aliento (por parte de él)*(5) sellaron una amistad eterna y la alegría de dos criaturas extraordinarias.

*(5) NOTA DEL AUTOR: todos hemos sabido desde siempre del pésimo aliento que tienen los dragones. Sin embargo, en determinadas circunstancias muy circunstanciales, el mal aliento de los dragones es un potente coadyuvante de cosas inimaginables.


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La profunda identificación que surgió en cuestión de segundos entre Trenante y su*(6) Razón de Ser, llegó en pocos minutos a una apertura total. Jamás él había encontrado a una interlocutora tan confiable, ni ella a un ser tan dispuesto a asumirla.

*(6) NOTA DEL AUTOR: todos sabemos que hay momentos en la vida en que algo ajeno se vuelve mágicamente nuestro. En este momento, los Adjetivos Posesivos abandonan el Mundo Literario y pasan a ser parte del Mundo Fantástico. Trenante hizo para siempre suya en ese maravilloso Momento a la Razón de Ser.


Así, el dragoncete y su Razón de Ser, abrieron un enorme abanico de oportunidades, y finalmente tomaron una decisión:

Trenante sería poeta. Dedicaría su inspiración a narrar las epopeyas de los dragones legendarios: de Altair en las montañas de Kalfax; de Inauín ante los Templarios en el Asia Menor; de Fuserión el Magnífico en la asolación de Belfax.



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Hoy Trenante es historia. Hace miles de años que dejó de existir, y junto con él su Razón de Ser.

Pero en la actual sociedad de dragones dorados, Trenante ocupa un lugar único como El Cronista de las más grandes epopeyas, de historias maravillosas de dragones que combatían con seres humanos únicos, contra poderosos paladines enemigos, pero no por ello enemigos indignos.

Trenante es hoy una leyenda literaria entre los dragones dorados del lejano mundo de Xinataí. Su Razón de Ser, aunque invisible y menos reconocida, murió orgullosa de haber cumplido con una inesperada pero maravillosa asignación.

Aquel Viento Circunstancial emitido hace muchas eras por el Hada Madrina de aquella desubicada Razón de Ser, documentó para siempre la vida de los orgullosos dragones dorados de aquel extraño Universo.

Hay Caperucitas...

Hay dulces Caperucitas vestidas de rojo carmesí que llevan galletas recién horneadas a su abuelita.

Hay Caperucitas menos dulces que coquetean con el lobo, buscando algo que no encuentran en casa.

Hay Caperucitas colmilludas que esperan tener sexo con el lobo.

Hay Caperucitas perversas que tienen sexo con el lobo para después quitarle la piel y exhibirla en plaza pública.

Hay Caperucitas que se comen al lobo.

Hay toda clase de Caperucitas.