miércoles, 12 de mayo de 2010

La mascarada de las máscaras


Después de miles de años de ocultar rostros y emociones, las máscaras decidieron hacer una mascarada. Ellas también tenían derecho a aparentar alguna vez ser lo que no eran, para no ser ellas mismas durante unos instantes.

La fiesta se llevó a cabo en el Salón de las Apariencias, un lugar que pretendía ser elegante sin serlo, en donde los candelabros de vidrio eran realmente de plástico, en donde el champaña era vino espumoso, en donde los cortinones de pana de algodón eran de fibra sintética, en donde la luz de las lámparas simulaba a la diurna, en donde nada era como se pretendía. Después de todo, el salón no desentonaba con aquello en el planeta se conocía como la realidad.

Las invitaciones fueron enviadas a todo el ancho mundo por las máscaras de la Comedia y la de la Tragedia, para que, con su supuesto clasicismo, se motivara la asistencia de todas las demás.

Se anunció además, para esa tarde, la entrega del importante Premio Mundial de la Farsa e Hipocresía para la máscara que mejor hubiese desempeñado su papel en el último año.

Así, poco a poco, y con muchos nervios y emoción, fueron llegando las invitadas al salón de la fiesta.

A pesar de que todas venían excelentemente disfrazadas, llamó mucho la atención, por su exagerada ostentación, el grupo proveniente de Hollywood, en donde estaban (por orden de aparición): la máscara del Hombre Araña, la de Batman, la de Darth Vader, la de Hannibal Lecter, la máscara de la Máscara, la del Zorro, la de Robocop y la de Gatúbela, sin que ninguna de ellas pudiera ser reconocida, excepto por su necesidad de ser fotografiadas y de que jamás quisieron abandonar la alfombra roja de la entrada al salón.

También llegaron decenas de máscaras carnavalescas, todas elegantemente enmascaradas, entre ellas la de Arlequín, la de Pantaleón, la de Polichinela, la de Moretta, la de Bauta y muchas más menos conocidas, pecando, como siempre, de su exagerado e insoportable estilo renacentista.

También estaban por ahí las de Halloween: Drácula, Frankenstein; ET, la momia, el fantasma de la ópera, varios zombies, Freddy Kruger, el chupacabras y Chuckie, acostumbradas todas ellas a asustar a quienes se les acercaban, lo cual obviamente las delataba.

Fue una gran velada, y finalmente llegó el momento solemne de la votación para elegir a la máscara ganadora del Premio Mundial de la Farsa e Hipocresía.

Tras de tensos y emocionantes momentos, las máscaras anfitrionas, la Tragedia y la Comedia, procedieron a leer el resultado final del concurso:

“La ganadora del Premio Mundial de la Farsa e Hipocresía de este año que concluye es, ni más ni menos que la….

máscara contra las arrugas.”

Cientos de fuertes aplausos reconocieron el mérito de la ganadora, mientras que sus compañeros de equipo (los maquillajes, los lápices labiales y los rímeles) la levantaban en hombros con mucho entusiasmo.