sábado, 7 de abril de 2012

Hunkerfünkel


Hunkerfünkel era un lugar del mundo de los duendes lejano de todo, en el medio de la nada, en donde nunca pasaba nada, y, cuando eventualmente pasaba algo, no pasaba nada.

Sus gobernantes constantemente cambiaban las leyes y las reglas, pero lo hacían para que nada cambiase.

En ese particular lugar nació Alfunkünker, un duende privilegiado que, motivado por el paradigma y las costumbres de Hunkerfünkel, decidió usar su maravilloso cerebro para hacer inventos que no trascendiesen: inventó el Ocio, el Aburrimiento, el Estancamiento Social, la Haraganería y la Irrelevancia.

Todo iba muy bien en su aplaudida existencia, hasta que un día, por un error inexplicable, tratando de inventar el Retroceso, generó el Progreso.

Esta nueva criatura, calificada desde el principio como perversa por los gobernantes de Hunkerfünkel, fue desterrada de aquel lugar del mundo antes de que algo sorprendente ocurriese.

Alfunkünker fue severamente amonestado por las autoridades.

Al día siguiente, en respuesta a su increíble error, Alfunkünker generó una nueva criatura de vanguardia: la Mediocridad.

Los felices habitantes de Hunkerfünkel aplaudieron este genial invento y regresaron a sus hogares a hacer lo de siempre: más de lo mismo.