lunes, 17 de enero de 2011

El punto final que se negó a serlo


Desde que fue concebido, fue un excelente discípulo de punto final. El Hada de la Literatura lo consideraba magnífico, por lo que lo guardó para cerrar un cuento extraordinario.

Y sí: el cuento reservado para nuestro punto final era estupendo…demasiado estupendo.

A pesar de que esperó mucho tiempo para esta oportunidad, el punto final se negó a cerrar definitivamente aquella bella de historia de amor que terminaba con un simple y vivieron felices por siempre.

Él no podía formar parte de aquel final tan injusto, porque la princesa y el príncipe de esa historia habían luchado mucho por su amor y merecían disfrutar de su bien lograda felicidad muchos más párrafos.

El Hada de la Literatura, disgustada con nuestro punto final, buscó un remplazo que aprovechó inmediatamente la oportunidad que se le presentaba de concluir aquel hermoso cuento.

El punto final de nuestra historia vivió el resto de sus días repudiado por el Hada de la Literatura y murió desempleado, pero muy orgulloso de no haber sido él quien había mermado la merecida felicidad de aquella sufrida pareja de adorables y enamorados príncipes.