sábado, 26 de abril de 2008

El anciano tiempo

Era tan viejo como él mismo. Fue creado simultáneamente a la energía, a la materia y al espacio. Durante todos los eones de su historia, rigió puntualmente, y sin jamás dar marcha atrás, cada ínfimo momento de la vida del Universo.

Siempre fue optimista y renovador. Saneó lo imposible. Permitió olvidar lo inolvidable. Ocultó lo que debía estar oculto A cada galaxia, a cada mundo, a cada civilización, a cada especie y a cada individuo, le dio su oportunidad de acuerdo a un rígido plan preestablecido para el cual fue programado desde su nacimiento. Jamás engañó a nadie.

Pero un día se cansó de viejo. El paso del tiempo acabó por desgastar al inacabable tiempo. A pesar de su ancianidad, él siguió adelante mientras pudo...pero todo tiene un límite.

Finalmente el tiempo murió de muerte natural, de ancianidad irreversible.

La energía dejó de calentar, la materia dejó de gravitar, el espacio dejó de ser llenado. Todo en el universo sufrió una parálisis definitiva.

El Creador no tuvo tiempo de darse cuenta de su trascendente error. Su esencia supuestamente inmortal quedó igualmente congelada para siempre. Aquél fue el último de sus universos.

No hay comentarios: