sábado, 17 de mayo de 2008

Korin Pena

Ni siquiera el imaginativo Olimpo griego fue capaz de concebir la existencia de una diosa del afecto.

La pequeña Korin Pena absorbía todo el amor y el cariño de humanos y animales de aquella prodigiosa selva con sus innumerables ríos y lagos, y los regresaba a todos ellos cargados de dulce magia amorosa.

Y cuando todos en nuestra aldea pensábamos que todo el amor del mundo había sido ya repartido, Korin Pena nos demostraba que aún tenía mucho afecto con qué cautivarnos.

1 comentario:

Joice Worm dijo...

Los niños todavia son la esperanza del tercero milenio, Legendário...