martes, 27 de enero de 2009

Calinda, la musa creativa


Calinda, la musa, fue asignada por la diosa Hera para iluminar el cerebro de Jerónimo, un humano que deseaba trascender como escritor de cuentos, si bien hasta entonces no había podido escribir ninguno, ni bueno ni regular ni malo, pues carecía totalmente de imaginación.

Ella, completamente entregada a sus responsabilidades, empezó a darle ideas, argumentos, tramas y personajes de toda índole, esperando que Jerónimo se inspirase y escribiese por fin un cuento.

Pasaba el tiempo, y Jerónimo desechaba todo lo propuesto por Calinda, pues no sabía qué hacer con aquella fértil riqueza que la musa depositaba día tras día en su atrofiado cerebro.

Ella pensó en retirarse definitivamente ante tanta frustración, pero recordó que Hera resultaba implacable ante las musas desertoras, así que decidió esmerarse en busca de una solución.

Desesperada como estaba, se le ocurrió generar un extraño personaje, que no era sino ella misma convertida en bolígrafo.

Así, bastaba con que Jerónimo la tomase con su mano derecha para que el bolígrafo empezase por sí solo a generar letras, palabras y párrafos enteros sobre el papel.

El primer cuento escrito en esas condiciones se convirtió en un libro de enorme éxito: era la historia de una musa frustrada que había decidido convertirse en bolígrafo, y que gracias a eso el mediocre escritor había ganado un importante premio de literatura.

Gracias a ese libro, Jerónimo López recibió al año siguiente el máximo galardón en su especialidad: el premio Nobel de literatura.

Hera quedó muy satisfecha con el trabajo de Calinda, la musa más creativa que recuerdan los anales literarios del Olimpo.

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