miércoles, 29 de abril de 2009

El romance clandestino entre el zapato y la piedra


La piedra no llegó al zapato casualmente.

Se conocieron en una vereda, y ambos quedaron embelesados el uno del otro.

Ella, consciente de que el zapato avanzaba, se lanzó sobre él y cayó justo bajo la planta del pie del caminante.

Éste sintió la molestia. Se quitó el zapato y lo zarandeó para que la piedra cayese.

El zapato contuvo con todo su amor a la piedra, y evitó que ésta fuese lanzada al vacío.

Al llegar a casa, el caminante dejó el molesto zapato en el ropero, y jamás volvió a pensar en ponérselo.

La piedra y el zapato abandonado en el ropero, vivieron felices el resto de sus días.

1 comentario:

Joice Worm dijo...

ohhhhhh... que encanto!!