sábado, 23 de mayo de 2009

La diversidad genética en Kalmansoo


Sería por la atmósfera llena de malas intenciones, o por los perversos rayos de su sol maldito, o por lo que sea que no comprendemos, pero en aquel extraño mundo llamado Kalmansoo no existían tres reinos de la naturaleza, sino cinco.

Descartemos el reino mineral, semejante al que los humanos conocemos en nuestro planeta. Los cuatro que restaban se encargaban de hacer la vida difícil a todos sus odiosos habitantes sin excepción.

Había un reino parecido al animal de la Tierra, en donde las criaturas, que aparentaban estar conformadas de carne, agredían a todo lo que se movía…y a lo que no se movía.

Estaba un reino vegetal semejante al nuestro, si bien la única coincidencia era que todos sus conformantes poseían raíces. Sus aparentemente agradables hojas y flores, eran tentáculos y aparatos digestivos capaces de disolver en cuestión de segundos a cualquier ente que se les acercara.

Estaba el reino de los cuchutrucos, criaturas semietéreas de color azul grisáceo, que con sus sudores ácidos disolvían a sus víctimas, y el de los poripos, temibles predadores de sentimientos.

La vida en Kalmansoo era un infierno permanente para todos sus habitantes, pero los seres que ahí vivían pensaban –igual que nosotros- que era el mejor lugar del universo.

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