domingo, 10 de mayo de 2009

La leyenda del sapo dorado


Aquel estanque siempre había sido mágico.

En él se juntaban los dragones de la escarpada montaña vecina a apaciguar su sed tras de sus largas jornadas de cacería.

Ahí las arañas azules tejían sus maravillosas telarañas de plata que los duendes recogían para confeccionar ropa que los hacía invisibles.

Era el lugar favorito de las hadas-libélula, en donde se juntaban a platicar de sus cosas, y en cuyas tranquilas aguas depositaban sus apreciados huevecillos.

Su cristalina agua permitía que los nenúfares fuesen voladores, y que las ranas croaran musicalmente.

Fue en esas aguas en donde surgió la estirpe de sapo dorado, bella y sabia criatura, quien predijo que un día una perversa especie aniquiladora arrasaría con todo lo bello de la naturaleza.

Irónicamente, hoy el estanque mágico ha desaparecido bajo una urbanización de lujo en donde vive gente muy rica, bardeada y con vigilancia armada, y cuyo nombre comercial es la Villa del Sapo Dorado.

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