miércoles, 2 de mayo de 2012

El vampiro fuera de contexto



Omar era un vampiro bueno. Antes de que su ADN humano hubiese sido contaminado con la proteína AXV debido a la mordida en la yugular de otro vampiro, él era una persona maravillosa, amigable, propositiva…un tipazo.

De repente despertó vampiro, y nada podía hacer al respecto, ni para bien ni para mal:

Para bien, porque -salvo que le clavasen una estaca en el corazón mientras durmiese, o lo atravesase una bala de plata- él era inmortal.

Para mal, porque sentía un apetito insaciable de sangre humana que lo mortificaba.

En su primera noche en aquella situación -sintiendo un hambre atroz- salió en busca de humanos apetecibles. Encontró a una deliciosa jovencita, sola e indefensa, saliendo de una discoteke, y pretendió morderla en el cuello para succionarle la sangre. Apenas rasguñó con sus afilados colmillos la suave piel de la adolescente, sintió lástima de sí mismo, y la dejó escapar, horrorizado de sus propios alcances.

Renunció a esa opción, a cambio de regresar a su sarcófago a sentir retortijones de hambre.

Al día siguiente lo volvió a intentar, con resultados idénticos: aquella dama de sociedad que salió de la fiesta sola a fumar un cigarrillo, colmó su frustración sin siquiera haberla tenido a su alcance.

No: si bien necesitaba sangre humana, no era capaz de atacar víctimas inocentes.

Varias noches más de horrible ayuno le hicieron pensar en robar en los bancos de plasma sanguíneo. Había uno cerca de su refugio, que surtía de sangre al hospital infantil contiguo.

Una vez dentro de éste, justo enfrente de los frigoríficos en donde se conservaba el preciado líquido, se dio cuenta de que esa sangre permitía que criaturas humanas sobreviviesen a accidentes o intervenciones quirúrgicas. Y de nuevo, con un hambre inimaginable, el vampiro decidió no robarla. Fue otra noche con hambre espantosa.

Ya empezaba a debilitarse por desnutrición, cuando finalmente encontró la solución: habiéndose plantado frente a un hotel de paso, vio salir de ahí a una mujer con su amante. La siguió hasta su casa, quedándole claro que ella era adúltera. Informarse de quién era fue de lo más fácil. Al día siguiente, la dama extorsionada por el vampiro llevó al refugio de éste un delicioso litro de sangre fresca O positiva, entendiéndose que ella debía hacer la misma entrega cada semana.

En poco tiempo, decenas de delincuentes le cubrían puntualmente y a domicilio sus cuotas de todo tipo de sangre, so pena de que la policía se enterase de sus fechorías.

Fue así como Omar, el vampiro bueno, logró sobrevivir de excelente manera en una sociedad como la nuestra, llena de pecadores disfrazados de gente positiva.

1 comentario:

Analogías dijo...

Jaja, en el fondo hacía extorsión, que no sé yo qué es peor... Genial relato, Legen.