sábado, 13 de diciembre de 2008

La batalla final


Ambos abominables predadores tenían que enfrentarse algún día. Cada uno de ellos había derrotado a los peores enemigos de muchas temibles especies a lo largo y ancho de la galaxia. Todo era cuestión de tiempo.

Cuando las dos inmundas bestias estuvieron cara a cara, se dio el angustioso silencio que precede a la lucha a muerte entre dos terribles luchadores invictos.

Unos instantes después, Alien tomó la iniciativa, lanzando una dentellada al asqueroso cuerpo de su rival. Su mandíbula babosa guardaba afilados dientes que casi la prenden. Ella apenas sufrió unos rasguños, los suficientes para sacarla de sus cabales.

Ella –horrible como era- reaccionó lanzándose con todo contra el cuello de su enemigo, propinándole una enorme mordida que arrancó un buen pedazo de carne. Algo así como sangre ácida manó del destrozado cuerpo de Alien, quien un minuto después, herido de muerte, cayó al suelo para no levantarse jamás.

Mi espantosa suegra había logrado derrotarlo.

Cosas más graves habrían de pasar.

4 comentarios:

Joice Worm dijo...

Todas las suegras y madres consiguen derrotar cualquier abominable predador. Hace parte de la naturaleza para la proteción de la hembra, encuanto los hombres luchan para conquistar, estoy cierta?
(Muac! al mi escritor preferido)

Legendario dijo...

Tal vez así sea, amiga, pero hay que protegerse de ellas, antes de ser devorados.

Joice Worm dijo...

De facto de algunas tal vez. Pero hay otras que merecem serem acariñadas e amadas para siempre. Mismo se tratando de una "suegra". Hay que existir alguna buena, no?

Legendario dijo...

Yo tuve dos suegras: una bruja que superaba en maldad a la del cuento; y la segunda, bastante agradable y llevadera.

Los cuentos son eso: cuentos.

Besos.