martes, 5 de febrero de 2019

Porsiacaso y las mil posibilidades


En este universo lleno de seres extraños, existió -no ha mucho según el calendario que rige las Cosas Innegables- un elfo muy previsor.

Dicen que antes de nacer acercaba su oído al exterior del vientre de su madre para tratar de escuchar lo que pasaba allá afuera: la temperatura, el ambiente político, los rumores de la bolsa de valores…

Cuando nació, la partera se sorprendió de que él -en vez de llorar- giraba su cabeza, con los ojos muy abiertos, a la izquierda, a la derecha, hacia arriba y hacia abajo, como tratando de entender de qué se trataba todo aquel extraño exterior, previendo cualquier sorpresa desagradable.



Antes de acercar sus labios al pezón de su madre, palpó ambos senos para constatar los inventarios lácteos. Una vez confirmada su seguridad nutricional en el mediano plazo, revisó someramente la habitación en donde había nacido, para así conocer el nivel socio-económico de su familia. Se sintió temporalmente seguro, aunque con algunas dudas. Después de eso, se atrevió a mamar, no sin antes verificar la calidad de la leche materna.

El sabio y congruente Destino hizo que los padres lo bautizasen como Porsiacaso. Dice la leyenda que la criatura siempre dormía con los ojos abiertos.

En cuanto tuvo uso de la razón, apeló a las mil Posibilidades, extrañas deidades elfas que brindaban un enorme espectro de escenarios existenciales posibles. Ellas lo llenaron de probabilidades y de sabiduría circunstancial.

Así, Porsiacaso inició sus aventuras en este cambiante y azaroso mundo siempre analizando y sopesando lo que podía pasar y lo que no era teóricamente posible.

Desarrolló complejos árboles decisionales, técnicas para conocer escenarios factibles y situaciones coyunturales, así como  toda clase de metodologías de análisis probabilísticos y determinísticos.

Se doctoró en Desconfianza Justificada, en Dudas Razonables, en Incertidumbre Factible,  en Temores Lógicos, en Angustia Existencial, en Probabilística Improbable, en Circunstancias Insólitas, en Ciencias Predictivas, en Absurdos Materializables (en el corto, mediano y largo plazo).

Porsiacaso murió joven, atropellado por una carreta de bueyes lentos que él no vio venir, precisamente por estar distraído pensando en lo peligrosas que podían ser las veredas de su aldea elfa.

La probabilidad de que Porsiacaso muriese en esas condiciones era en realidad muy baja, pero el omnipotente dios Porquemedalagana decidió que así fuese.


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